8 nov 2011

Tú imagínate que te has pasado los últimos años metido en una especie de... burbuja informativa, y no te has enterado de las cosas que han pasado, más allá de tu propia vida y la de las personas más cercanas. Tú imagínate que despiertas de un coma de muchos años, o vuelves de una expedición en el polo más polo del Norte más Norte. Vuelves a casa y te encuentras, para empezar, y según bajas del autobús o sales del metro, con que se venden un montón de pisos y se traspasan un montón de negocios. (Con que a principios de noviembre ya están puestas las luces de Navidad). Que unos niñatos violaron y mataron a una chavalina, y se han estado riendo un par de años del país, no diciendo qué hicieron con ella. Que los famosos son famosos por... bueno... porque... ¿tienen tetas y las enseñan? ¿son promiscuos? ehm... ¿Y por qué tenemos un sistema democrático más bipartidista que nunca? (Y mira, según parece, hemos ganado un Mundial) Vemos que, por primera vez en muchos años, la gente dejó de protestar en el bar y salió a protestar a la calle. Y vemos, que como siempre, todo quedó en agua de borrajas y acabó desvirtuándose.
Y los políticos son más que nunca críos en el patio del colegio.
Y lo que más nos preocupa ya no es el terrorismo, si no el paro.
Y cada vez vienen menos inmigrantes y somos más emigrantes.
Y estamos intentando aprender idiomas... porque estamos intentando salir de aquí. (Esto no es como en las películas, que nos quedamos todos y arrimamos el hombro... Esto es un "idiota el último" y "sálvese quien pueda").
Que las tardes en televisión las domina un programa en el que un montón de gente sin oficio ni beneficio se insultan. Durante horas y horas y horas. Que en esa misma cadena se han retirado los anunciantes por no estar de acuerdo con el contenido del programa.