3 may 2009

No puedo evitar revivir minuto a minuto todo lo sucedido aquél domingo. No puedo evitar recordar aquella llamada. Aquel tono de voz que me advertía, aún sin saberlo todavía, que no sería como las otras veces. No olvido aquellas dos caras cuando llegué a la puerta del hospital. No olvido todas las horas de espera. El miedo. La angustia. No puedo olvidarme de escuchar aquellas palabras lejanas. Y no poder entenderlas. No quería entenderlas. No consigo olvidarme del dolor. No consigo olvidarme de aquellos momentos, casi minuto a minuto. De no poder reaccionar. Recuerdo necesitar alejarme del mundo. Gritar.
Y sin embargo, a ti te recuerdo de otra forma. A ti te recuerdo riendo, cantando. Te recuerdo en Sevilla contándome tus historias y preparándonos la cena. Te recuerdo muy abrigada en Salamanca. Te recuerdo vagueando en tu casa. De fiesta, y comiéndote un plátano. Te recuerdo pagándome la entrada de una discoteca. Y comiendo hasta reventar en el Burgo. Y haciendo el guarro con la nata de un café. Te recuerdo en la piscina. Y en la universidad. Te recuerdo no queriendo saber y preguntando. O gritando en el cine. Te recuerdo siempre feliz. Siempre haciéndonos reír.
Y ahora mismo, por más que lo intento, no consigo sonreír. Todo parece estar mal, incompleto. Todo es un error. No consigo entender el por qué de tu ausencia. Y no quiero entender que no vas a volver.
Pero, a pesar de todo, los recuerdos te mantienen cerca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Animo mi niña. Tu sonrisa, vuestra sonrisa,la de todas, seguro que es un halo mas de luz en su estrella, desde la que os ve y os cuida.

Isaac